Como un hada bate sus alas rápidas, implacables, alardeadas; el corazón bate a mil por hora. Mis palabras se clavan como espadas. Mi lengua se pierde en tus entrañas; primero en tus labios. Tus manos en mis nalgas. Cuellos con pelos de punta, necesito mirarte a la cara, susurrarte mil baladas llenas de balas. Voy a rimarte hasta perder el tiempo y las ganas. La noche pasa, pasa y pasa, y sólo queda el sol por la mañana; abrir mis ojos y ver tu espalda. Notar poco a poco las arrugas de las sábanas, sentir tu puta alma clavada en mi alma. Esto debe ser de Dios o del Karma. Me lo tomare con calma, viviremos el momento, sin penar en nada. Vamos a subir la persiana. Después de echar un polvo te llevaré el desayuno a la cama. Buenos días amor, buenos días, princesa.
Eres mi rabia, mi alegría, mi tristeza.
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