Arraigando motivos y excusas, esa sed de amor y compañía me empuja a querer más, a necesitar encontrarle donde sea. Y llega un punto en que no importa cuánto duela, no importa como lo llamen ni cuan malo sea, llega un punto, una infracción en que lo bueno y lo malo se fusiona y ya no existe un límite, ya no existe una razón que separe una cosa de la otra, no queda un punto medio en el cual pararte a descansar, dejando atrás las presiones, sin poder escapar de la tristeza que puede ocasionarte esa necesidad, esas ganas, ese vacío que los sentimientos ya no pueden llenar.
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